En La Destilería Secreta comenzamos nuestras catas del 2024 y lo hacemos con un Mezcal.
Ojo de Tigre es un Mezcal atesanal creado en 2018 por Casa Lumbre junto con el actor mejicano Luis Gerardo Méndez. Para su elaboración se utilizan dos tipos de magueyes, Espadín del estado de Oaxaca y Tobalá del estado de Puebla. El Maguey Espadín es el más utilizado por la industria mezcalera, su suavidad hace que se aprecien mejor las notas procedentes de su cocción, destilado y , en su caso, reposo. El Maguey Tobalá es un tipo de agave más raro, tarda unos 12 años en madurar y estuvo al borde de la desaparición. Se recolectan cuando están maduros y se cortan las pencas dejando lo que se conoce como piña.
Las piñas se cuecen en un horno cónico de piedra bajo tierra, para calentarlo se utiliza madera de pino y encina y piedras volcánicas. Cuando el horno está caliente se introducen las piñas, se tapa y se dejan dentro del horno por unos 6 días. Una vez cocidas las piñas se muelen y se llevan a las tinas de fermentación, no se utilizan levaduras cultivadas así que la fermentación se produce de forma natural. El mosto o tepache obtenido se destila dos veces en alambiques de cobre. Finalmente se mezclan los dos mezcales obtenidos y se embotella.
Y ahora vamos a lo que importa. Vaya por delante que el Mezcal no es uno de los destilados que catamos habitualmente, eso supone por una parte una desventaja, porque no tenemos con qué comparar ni estamos familiarizados con sus aromas y características , pero también juega a nuestro favor porque no estamos condicionados por expectativas o por la búsqueda de aromas y sabores que pensamos que deben estar, como nos puede pasar con otras bebidas. En cualquier caso en La Destilería Secreta probamos cualquier espirituoso de calidad que nos pongan en un vaso aunque, eso sí, pedimos disculpas si nuestra cata de Ojo de Tigre no es todo lo “profesional” que debiera.
En nariz lo primero que me llamó la atención fue el aroma ahumado, aunque diferente del ahumado de la turba en el whisky, más suave. Poco a poco el humo va dejando paso a notas cítricas, hierba y un toque de tierra humeda, chocolate negro, avellanas. En boca la entrada es dulce. El alcohol se siente agradable y es denso, untuoso al tacto. Sigue presente el humo, pimentón ahumado y pimientos verdes asados. Cítricos y fruta madura, manzana roja, pera y melocotón.
Tal y como nos recomendaron lo bebimos solo y “a besitos” y me resultó más interesante y complejo de lo que esperaba. Creo que necesito preparar una cata de mezcales de diferentes agaves para aprender un poco más sobre este destilado y poder hablar con más propiedad. Yo que no me había marcado ningún propósito para este año ¡Ya tengo uno!.