enero 2024

Licor Katakí de Villena

El viernes pasado, trás una cena en Alicante, nuestros anfitriones nos sorprendieron abriendo una botella de Licor Katakí. Imagino que la mayoría de vosotros ni siquiera habeis oido hablar de este licor “Super Estomacal”, pero os puedo asegurar que se trata de una auténtica rareza. Y es que la fábrica de licores Ricardo Menor cerró definitivamente en 2016 y las pocas botellas que quedan se han convertido en objeto de deseo tanto para villeneros nostálgicos como para coleccionistas de botellas antiguas. Una búsqueda rápida en internet os dará una idea de lo cotizadas que llegan a estar estas botellas.

El licor Katakí forma parte de la historia reciente de Villena, ciudad alicantina donde Ricardo Menor fundó su fábrica de licores en 1922. En 1928 presentó el Anís Villena, su primera marca comercial, y en 1954 su licor Katakí. Según contaba en una entrevista radiofónica en 2016 Ricardo Menor, nieto del fundador, los primeros nombres pensados por su abuelo para este licor giraban en torno al amor o los besos. Al estar ya registrados nombres como Beso de Novia o Perfecto Amor el licor acabó tomado su nombre de la exclamación tradicional villenera “Cataquí la bajoca”, una locución de esas que quiere decir todo y nada y que sirve para expresar casi cualquier cosa (aunque parece que originalmente tenía un significado algo más picante).

Durante años Katakí fue un acompañante habitual para los festeros y el regalo recurrente que compraban los villeneros que vivían fuera de su ciudad al volver en vacaciones. Pero en 2016 la empresa que lo fabricaba cerró sus puertas definitivamente y ahora es difícil de encontrar, tanto que alguna pastelería que seguía ofreciendo entre sus dulces los Rollos de Katakí anunciaba en verano de 2023 que tenía que dejar de elaborarlos.

Pero imagino que ya tenéis curiosidad por el sabor de Katakí. Pues bien, es un licor denso y muy muy dulce, como corresponde al gusto de la época en que fue creado, con un sabor peculiar, una mezcla de canela, vainilla, higo chumbo y caramelo, a mí me recordó a los caramelos de malvavisco. Es agradable de beber, aunque creo que demasiado azucarado para los paladares actuales. Como siempre es una apreciación particular, aunque en este caso tengo la ventaja de que probablemente ya no vais a poder probarlo, así que a ver quien me lleva la contraria.

No quiero despedirme sin dar las gracias a Andrea y Carlos por abrir una de las últimas botellas que quedan de licor Katakí y darnos la oportunidad, seguramente única, de probarlo.

Catamos el Mezcal Ojo de Tigre

En La Destilería Secreta comenzamos nuestras catas del 2024 y lo hacemos con un Mezcal.

Ojo de Tigre es un Mezcal atesanal creado en 2018 por Casa Lumbre junto con el actor mejicano Luis Gerardo Méndez. Para su elaboración se utilizan dos tipos de magueyes, Espadín del estado de Oaxaca y Tobalá del estado de Puebla. El Maguey Espadín es el más utilizado por la industria mezcalera, su suavidad hace que se aprecien mejor las notas procedentes de su cocción, destilado y , en su caso, reposo. El Maguey Tobalá es un tipo de agave más raro, tarda unos 12 años en madurar y estuvo al borde de la desaparición. Se recolectan cuando están maduros y se cortan las pencas dejando lo que se conoce como piña.

Las piñas se cuecen en un horno cónico de piedra bajo tierra, para calentarlo se utiliza madera de pino y encina y piedras volcánicas. Cuando el horno está caliente se introducen las piñas, se tapa y se dejan dentro del horno por unos 6 días. Una vez cocidas las piñas se muelen y se llevan a las tinas de fermentación, no se utilizan levaduras cultivadas así que la fermentación se produce de forma natural. El mosto o tepache obtenido se destila dos veces en alambiques de cobre. Finalmente se mezclan los dos mezcales obtenidos y se embotella.

Y ahora vamos a lo que importa. Vaya por delante que el Mezcal no es uno de los destilados que catamos habitualmente, eso supone por una parte una desventaja, porque no tenemos con qué comparar ni estamos familiarizados con sus aromas y características , pero también juega a nuestro favor porque no estamos condicionados por expectativas o por la búsqueda de aromas y sabores que pensamos que deben estar, como nos puede pasar con otras bebidas. En cualquier caso en La Destilería Secreta probamos cualquier espirituoso de calidad que nos pongan en un vaso aunque, eso sí, pedimos disculpas si nuestra cata de Ojo de Tigre no es todo lo “profesional” que debiera.

En nariz lo primero que me llamó la atención fue el aroma ahumado, aunque diferente del ahumado de la turba en el whisky, más suave. Poco a poco el humo va dejando paso a notas cítricas, hierba y un toque de tierra humeda, chocolate negro, avellanas. En boca la entrada es dulce. El alcohol se siente agradable y es denso, untuoso al tacto. Sigue presente el humo, pimentón ahumado y pimientos verdes asados. Cítricos y fruta madura, manzana roja, pera y melocotón.

Tal y como nos recomendaron lo bebimos solo y “a besitos” y me resultó más interesante y complejo de lo que esperaba. Creo que necesito preparar una cata de mezcales de diferentes agaves para aprender un poco más sobre este destilado y poder hablar con más propiedad. Yo que no me había marcado ningún propósito para este año ¡Ya tengo uno!.

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